Caminando en tus brazos, recorriendo el mundo de tus ojos, detenidos en un clavel… deseando que fuese real, por siempre te recordaré o por lo menos hoy lo escribo con placer.
Si esto se derrumbará hoy, no intentaría mezclarme con nadie más. Mientras pienso en esto, cuestiono al mundo que gira y recuerdo tu cuento mágico que jamás imaginé.
Amigo por hoy y para siempre. No te burles de mis sentimientos y no desmientas tus palabras.
Por ti no cuestiono el momento, por ti no develo mis secretos, por ti callo aun el silencio mismo.
Me encuentras lejana, tal vez inconsciente y dormida; pero no te preocupes que la distancia renueva la presencia y enfría los recuerdos, de modo que el deseo ya busca refugio en otros parajes.
Si algún día tus ojos desfilan enfrentando esta marcha de emociones, recuerda que ciertamente viven. Que en algún momento pensaron morir, pero el latido no les permitió huir.
Ya la torpeza ha distanciado el juego del encanto. Y de pronto las paredes nos vuelven dos meros conocidos que por cortesía se tienden la mano en un saludo.
Quiero sentir contigo, lo que el mundo me ha negado, quiero experimentar contigo la sutileza de querer, de querer por ser amigos, por ser testigos de nuestros sentidos en completa devoción.
No me abandones por ahora, déjame saberte mío aun en un colapso de amistad nerviosa.
Déjame enseñarte… por siempre nuestra amistad que en un día cualquiera puede acabar sin dolor.
Por Cinthia Canto Canto
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