¿Por qué debemos de esperar?

Todo comienza con una mezcla ...con una tierna tonada cargada de argumentos sin sentidos

...creo que tengo algo de ti más allá de los fluidos de sangre que en algún momento me cediste, tengo tu tiempo amarrado a mis entrañas y el toque sufrido del duelo enmarcado en la nostalgia de la perdición inmaculada ...no me abandones no me dejes caer, ¡vuelve por mi! que yo... que yo ya no sé si te encontraré una vez más...

Hoy pase por tu acera, me atrevi... pues sabía que no estarías en casa y tampoco cerca de la ciudad. Quize mirar de reojo, a través de la ventana disimuladamente para saber si algún ser velaba tu hogar...

Hoy estás lejos y yo casi he muerto como aquella vez que me intoxique con la bifurcación de intolerancia inmaculada.

¿Me reconocerás? Sabes tengo temor a que ya no lo hagas... Sabás que te extraño. Gracias por enmarcar mi fotografía como márfil olvidado entre el decoro, el polvo y la ausencia del tiempo ...en ese momento te la dedique ¿Te acuerdas? Tú me lo pediste. Yo estaba feliz; por primera vez me sentía yo ... tú me alababas y yo aportaba ideas... y tú, ¡Tú me comprendías!

Un día me pediste que no olvidará las palabras... lo siento pero no retuve la gran mayoría, no obstante, atesore cada instante como imprescindible e inolvidable porque fue mágico, mágico porque aún es como un sútil encuentro...

Hoy es tarde y es de noche, estoy sóla y no me da ese estúpido temor a estarlo y tampoco me da miedo caminar a solas en la obscuridad del anochecer; porque te llevo en mi, respiro suavemente y de modo lento al compás de la dormitación de las hojas al caer comienzo a sonreír, pues sé que esto no se desvanecerá facilmente, aunque aún tenga la mirada caída y mis lágrimas desfilen naturalmente entre el desván y la agonía del no saber ...saber agradecer por algún día despertar y descubrir que todo habrá sido sólo una dulce tonada infantil entre los recobecos de leche tibia y un barco titubeante en tu pared en medio de la tormenta y mis papeles vacíos.

Cynthia Canto C.