Después de un sí, desaparece el encuentro recreado; tonta instancia de suicidio involuntario.
Qué desagrado presenciar la bajeza de un engaño, aún cuando la existencia de algo se vislumbre entre posibilidades lejanas.
Detesto como se agolpa día por medio, como si la verdad no fuera presente.
Maldita instancia de espera inmaculada y confusión premeditada.
Horrorosa respiración entrecortada, angustiosa incomodidad; Que por ventaja me permitió no ceder…
Qué infortunio tan melodramático, qué infortunio tan atómico.
Si por lo menos aceptará que esto ha sido sólo un complot por temor a perder, por temor a quedar sin un lugar...
Aunque es más fácil actuar, es recomendable la sutil verdad en estos momentos.
Infortunio melocotómico, decisiones perdidas en el espacio y replicadas en baratos discontinuos, detesto la forma pura de defensa y aplaudo la concordancia exacta entre los compases de mediodía.
Por Cinthia Canto C.
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